Soy yo mismo el que los consuela.
¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
a simples mortales, que no son más que hierba?
¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
a simples mortales, que no son más que hierba?
Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?
Yo, yo soy vuestro consolador.
¿Quién eres tú para que tengas temor de los mortales
y de los hijos de los hombres, que son como el heno?
¿Quién eres tú para que tengas temor de los mortales
y de los hijos de los hombres, que son como el heno?
Yo, yo soy vuestro consolador.
¿Quién eres tú que temes al hombre mortal,
y al hijo del hombre que como hierba es tratado?
¿Quién eres tú que temes al hombre mortal,
y al hijo del hombre que como hierba es tratado?