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Versículos de la Biblia sobre el Dolor

  • Los justos claman, el Señor los oye
    y los libra de todas sus angustias.
    El Señor está cerca de los quebrantados de corazón,
    y salva a los de espíritu abatido.
  • El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
  • Dichosos los que sufren,
    porque serán consolados.
  • Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
  • Francamente, mientras más sabiduría, más problemas;
    mientras más se sabe, más se sufre.
  • Porque solo un instante dura su enojo,
    pero su buena voluntad, toda una vida.
    Si por la noche hay llanto,
    por la mañana habrá gritos de alegría.
  • Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
    no te son un secreto mis suspiros.
  • Aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.
  • Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».
  • Aleja de tu corazón el enojo,
    aparta de tu cuerpo la maldad,
    porque juventud y vigor son pasajeros.
  • Ya no sufrirán hambre ni sed.
    No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador.
    Porque el Cordero que está en el trono los gobernará
    y los guiará a fuentes de agua viva,
    y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
  • Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.
  • Señor, escucha mi oración,
    atiende a mi clamor;
    no te desentiendas de mi llanto.
    Ante ti soy un extranjero,
    alguien que está de paso, como todos mis antepasados.
  • «Ahora bien», afirma el Señor,
    «vuélvanse a mí de todo corazón,
    con ayuno, llantos y lamentos».
  • Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza y se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo:
    «Desnudo salí del vientre de mi madre
    y desnudo he de partir.
    El Señor ha dado; el Señor ha quitado.
    ¡Bendito sea el nombre del Señor!».
  • La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.
  • El Señor da vista a los ciegos,
    el Señor levanta a los agobiados,
    el Señor ama a los justos.
  • El hijo sabio es la alegría de su padre;
    el hijo necio es el pesar de su madre.
  • Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte y, en tres días, podrás subir al Templo del Señor.”
  • No agravien al Espíritu Santo de Dios con el que fueron sellados para el día de la redención.
  • La vid se secó
    y la higuera se marchitó;
    el granado, la palmera, el manzano
    y todos los árboles del campo se secaron.
    Y hasta la alegría de la gente
    se marchitó.
  • Un abismo llama a otro abismo
    en el rugir de tus cascadas;
    todas tus ondas y tus olas
    se han precipitado sobre mí.