Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti. | Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. |
Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros. | Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. |
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Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo. | Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo. |
El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. | El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. |
Señor, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas. | Muéstrame, Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. |
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. | La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales. |
Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita. | No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, no te canses de que él te corrija, porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere. |
Él que ama la instrucción ama el conocimiento, pero el que odia la reprensión es torpe. | El que ama la instrucción ama la sabiduría; el que aborrece la reprensión es un ignorante. |
Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado. | Por el camino de la sabiduría te he encaminado, por veredas derechas te he hecho andar. |
Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día. | Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. |
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a tierra firme. | Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. |
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. | Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. |
Bueno y recto es el Señor; por tanto, Él muestra a los pecadores el camino. Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino. | Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los mansos su carrera. |
Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en Él. | Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. |
Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina. | Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. |
Jesús entonces les respondió y dijo: Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió. | Jesús les respondió y dijo: —Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. |
Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. | Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. |
Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre. | Enséñame, Jehová, tu camino, y caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre. |
Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo. | Y todos los días, en el Templo y por las casas, incesantemente, enseñaban y predicaban a Jesucristo. |
Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba. | Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento, como la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba. |
En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia; porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios, aprenden justicia los habitantes del mundo. | Con mi alma te he deseado en la noche y, en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. |
Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo. | Reconoce asimismo en tu corazón, que, como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga. |
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho. | Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. |
Cómo no rehuí declarar a vosotros nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa. | Y cómo nada que fuera útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas. |
Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. | De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. |