Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—.”»
El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.
Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
Si no me hacen caso ni se deciden a honrar mi nombre —dice el Señor Todopoderoso—, les enviaré una maldición, y maldeciré sus bendiciones. Ya las he maldecido, porque ustedes no se han decidido a honrarme.
No sean como sus antepasados, a quienes les proclamaron los profetas de antaño que así dice el Señor Todopoderoso: ‘Vuélvanse de su mala conducta y de sus malas prácticas’. Porque ellos no me obedecieron ni me prestaron atención —afirma el Señor—.
Así dice el Señor Todopoderoso: “Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros”.