- Y si dices en tu corazón: «¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?». Cuando un profeta hable en el nombre del Señor, si la cosa no acontece ni se cumple, esa es palabra que el Señor no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él.
- Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.
- El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?
- No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal.
- Es el Todopoderoso; no le podemos alcanzar;
Él es grande en poder,
y no pervertirá el juicio ni la abundante justicia. - Él que ama el dinero no se saciará de dinero,
y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias.
También esto es vanidad. - En mi corazón he atesorado tu palabra,
para no pecar contra ti. - Mas id, y aprended lo que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio»; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
- Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta.
- Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
- Pero él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
- Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
- Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.
- Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
- El Señor está a mi favor; no temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre? - «Regresa, infiel Israel» —declara el Señor—,
«no te miraré con ira,
porque soy misericordioso» —declara el Señor—;
«no guardaré rencor para siempre.» - Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
- Inclina mi corazón a tus testimonios
y no a la ganancia deshonesta. - Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie.
- Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne.
- Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano.
- Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
- Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene.
- No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.
- No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
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