Versículos de la Biblia sobre 'Prudencia al hablar'
- Guarda tu lengua del mal,
y tus labios de hablar engaño. - Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio.
- El necio no se deleita en la prudencia,
sino solo en revelar su corazón. - Antes bien, sea vuestro hablar: «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más de esto, procede del mal.
- El que adquiere cordura ama su alma;
el que guarda la prudencia hallará el bien. - Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira.
- El lento para la ira tiene gran prudencia,
pero el que es irascible ensalza la necedad. - Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
- En todo trabajo hay ganancia,
pero el vano hablar conduce solo a la pobreza. - Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto.
- Y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
- Confía en el Señor con todo tu corazón,
y no te apoyes en tu propio entendimiento.
Reconócele en todos tus caminos,
y Él enderezará tus sendas. - El necio rechaza la disciplina de su padre,
mas el que acepta la reprensión es prudente. - Los labios del justo dan a conocer lo agradable,
pero la boca de los impíos, lo perverso. - Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería.
- Defended al débil y al huérfano;
haced justicia al afligido y al menesteroso. - Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
- No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.
- Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban.
- Pagad a todos lo que debáis: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.
- Pues
El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.
Apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sígala. - Salí del Padre y he venido al mundo; de nuevo, dejo el mundo y voy al Padre.
- Porque Él ha saciado al alma sedienta,
y ha llenado de bienes al alma hambrienta. - El da fuerzas al fatigado,
y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. - El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
- Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
- Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
- No convienen al necio las palabras elocuentes;
mucho menos al príncipe los labios mentirosos. - No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
- Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
- El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado.
- Aprended a hacer el bien,
buscad la justicia,
reprended al opresor,
defended al huérfano,
abogad por la viuda. - En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
- Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero al final, es camino de muerte. - Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
- Porque las costumbres de los pueblos son vanidad;
pues un leño del bosque es cortado,
lo trabajan las manos de un artífice con la azuela;
con plata y oro lo adornan,
con clavos y martillos lo aseguran
para que no se mueva.
Como los espantapájaros de un pepinar,
sus ídolos no hablan;
tienen que ser transportados,
porque no andan.
No les tengáis miedo,
porque no pueden hacer ningún mal,
ni tampoco hacer bien alguno. - ¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?
- Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros.
- Yo sé que mi Redentor vive,
y al final se levantará sobre el polvo. - Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones.
- Porque yo libraba al pobre que clamaba,
y al huérfano que no tenía quien le ayudara.
Venía sobre mí la bendición del que estaba a punto de perecer,
y el corazón de la viuda yo llenaba de gozo. - Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
- Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Y caí al suelo, y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
- No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
- ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
- Porque tú, oh Señor, bendices al justo,
como con un escudo lo rodeas de tu favor. - El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.
- Enseña al niño el camino en que debe andar,
y aun cuando sea viejo no se apartará de él. - Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
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