- Si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el derecho y la justicia, no morirá.
- Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
- Cobren ánimo y ármense de valor,
todos los que en el Señor esperan. - Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.
- ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.
- Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
- Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
- Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
- De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
- Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
- Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
no te son un secreto mis anhelos. - Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
grande es tu amor por todos los que te invocan. - De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.
- Que te conceda lo que tu corazón desea;
que haga que se cumplan todos tus planes. - Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.
- El Señor está cerca de quienes lo invocan,
de quienes lo invocan en verdad. - Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús.
- Y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen.
- Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
- La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre. - Dirigiéndose a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.
- Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.
- Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
- Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
- ¡Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!