Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. | Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. |
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. | Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. |
|
En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. | En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. |
El prudente ve el mal y se esconde, pero los incautos pasan y se llevan el daño. | El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. |
No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. | No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien. |
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna. | También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna. |
Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano. | Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. |
El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. | El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. |
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. | Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. |
Velad debidamente y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. | Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar. En efecto, hay algunos de ustedes que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza de ustedes lo digo. |
No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. | No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada. |
El testigo verdadero no miente; el testigo falso dice mentiras. | El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras. |
No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir. | No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. |
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? | Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? |
No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. | Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. |
Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. | Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. |
Jesús le dijo: —¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” | Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. |
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. | Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. |
Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público. | Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. |
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.» | No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. |
No os angustiéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. | No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. |
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: —Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. | Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. |
Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre. | Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre. |
Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. | Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. |
Entonces me invocaréis. Vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé. | Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. |