Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. | Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. |
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. | No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. |
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Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. | Jesús le dijo: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios». |
Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu. | La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. |
Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. | Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene. |
Sean compasivos, así como su Padre es compasivo. | Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso. |
No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino. | No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino. |
Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto. | Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. |
Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga. | Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al Señor vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal. |
Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno. | Antes bien, sea vuestro hablar: «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más de esto, procede del mal. |
Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. | Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el Señor. |
¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. | ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. |
Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás. | No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo. |
Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados. | Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio. |
Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. | Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. |
«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, ni den cabida al diablo. | Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo. |
Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. | Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones. |
Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa. | Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. |
Josué replicó: —Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel! | Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel. |
Yo soy el Señor su Dios. Sigan mis decretos, obedezcan mis leyes y observen mis sábados como días consagrados a mí, como señal entre ustedes y yo, para que reconozcan que yo soy el Señor su Dios. | Yo soy el Señor vuestro Dios; andad en mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra. Y santificad mis días de reposo; y que sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy el Señor vuestro Dios. |
El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará. | Porque el Señor vuestro Dios es clemente y compasivo, y no apartará su rostro de vosotros si os volvéis a Él. |
Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. | Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. |
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden. | La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. |
Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad. | Mas serviréis al Señor vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti. |
Ahora bien —afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. | Aun ahora —declara el Señor— volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. |