- Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
- Ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
- Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
- Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos,
y penetran hasta el fondo de las entrañas. - El Señor Dios es mi fortaleza;
Él ha hecho mis pies como los de las ciervas,
y por las alturas me hace caminar. - Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio.
- Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que no nos deje ni nos abandone.
- Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
- Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?
- Porque tú nos has probado, oh Dios;
nos has refinado como se refina la plata. - Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
- Jesús le dijo: «¿Cómo si tú puedes?». Todas las cosas son posibles para el que cree.
- Como salió del vientre de su madre, desnudo,
así volverá, yéndose tal como vino;
nada saca del fruto de su trabajo
que pueda llevarse en la mano. - Hice un pacto con mis ojos,
¿cómo podía entonces mirar a una virgen? - Buscad lo bueno y no lo malo, para que viváis;
y así sea con vosotros el Señor, Dios de los ejércitos,
tal como habéis dicho. - Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.
- Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo.
- Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.
- Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
- El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?
- Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo. Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona.
- Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición, y el rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba.
- Y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
- Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios.
- Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
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