- Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
- Toda labor da su fruto;
mas las vanas palabras empobrecen. - Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.
- Me he gozado en el camino de tus testimonios
más que de toda riqueza. - Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
- Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
- Pero si desde allí buscas a Jehová, tu Dios, lo hallarás, si lo buscas de todo tu corazón y de toda tu alma.
- Entonces bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
- Él respondió y dijo: —Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
- Porque por un momento será su ira,
pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro
y a la mañana vendrá la alegría. - El necio da rienda suelta a toda su ira,
pero el sabio, al fin, la apacigua. - Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.
- Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.
- Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
- Y les dijo: —Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
- Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
- Pero serviréis a Jehová, vuestro Dios, y él bendecirá tu pan y tus aguas. Yo apartaré de ti toda enfermedad.
- Para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios.
- ¡Qué hermosa eres, amada mía!
No hay defecto en ti. - Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.
- Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo. - Ahora, pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra.
- Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
- Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
- Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
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