- Ahora bien —afirma el Señor—,
vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayuno, llantos y lamentos. - Rásguense el corazón
y no las vestiduras.
Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.