- Señor, muéstrame tus caminos,
y enséñame tus sendas. - Guíame en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti espero todo el día. - Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.
No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor. - Bueno y recto es el Señor;
por tanto, Él muestra a los pecadores el camino.
Dirige a los humildes en la justicia,
y enseña a los humildes su camino.
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