- Obedezcan sus estatutos y mandamientos que hoy te mando cumplir. De este modo, a ustedes y a sus descendientes les irá bien y permanecerán mucho tiempo en la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.
- ¡Ojalá tuvieran un corazón inclinado a temerme y cumplir todos mis mandamientos para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!
- Dios bendijo el séptimo día y lo santificó porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
- Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.
- Si realmente corrigen su conducta y sus acciones, si realmente practican la justicia los unos con los otros, si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar ni siguen a otros dioses para su propio mal, entonces los dejaré vivir en este lugar, en la tierra que di a sus antepasados para siempre.
- Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.
- Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades.
- Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los animales que se arrastran por el suelo!».
- Lo que sí ordené fue lo siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo ordene, a fin de que les vaya bien’.
- Dichosos los pobres en espíritu,
porque el reino de los cielos les pertenece. - El Señor nuestro Dios nos mandó temerle y obedecer estos estatutos, para que siempre nos vaya bien y sigamos con vida. Así ha sido hasta hoy.






