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Versículos de la Biblia sobre 'Aquí'

  • Yo me dejé buscar por aquellos que no preguntaban por mí
    y fui hallado por aquellos que no me buscaban.
    Dije a gente que no invocaba mi nombre:
    “¡Aquí estoy, aquí estoy!”
  • Después oí la voz del Señor, que decía:
    —¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?
    Entonces respondí yo:
    —Heme aquí, envíame a mí.
  • Pero él les dijo: —No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron.
  • Jesús les dijo: —Por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible.
  • He aquí que viene con las nubes:
    Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron;
    y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él.
    Sí, amén.
  • Pero el ángel dijo a las mujeres: «No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.»
  • No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló cuando aún estaba en Galilea, diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día.”
  • He aquí, pues, el bien que he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar de los frutos de todo el trabajo con que uno se fatiga debajo del sol todos los días de la vida que Dios le ha dado, porque ésa es su recompensa.
  • ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz,
    para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
    ¡Aunque ella lo olvide,
    yo nunca me olvidaré de ti!
    He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida;
    delante de mí están siempre tus muros.
  • Dios es el que me ayuda;
    el Señor está con los que sostienen mi vida.
  • Pues aún no está la palabra en mi lengua
    y ya tú, Jehová, la sabes toda.
  • Yo soy Jehová, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí?
  • Aquel cuya alma no es recta se enorgullece;
    mas el justo por su fe vivirá.
  • El ojo de Jehová está sobre los que lo temen,
    sobre los que esperan en su misericordia.
  • ¡Vengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
  • ¡Volveos a mi reprensión!,
    pues ciertamente yo derramaré mi espíritu sobre vosotros
    y os haré saber mis palabras.
  • Pero el ángel les dijo:
    —No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo.
  • Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige;
    por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso.
  • De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.
  • Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.
  • Por tanto, el Señor mismo os dará señal:
    La virgen concebirá
    y dará a luz un hijo,
    y le pondrá por nombre Emanuel.
  • ¡Ah, Señor Jehová!, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti.
  • Dijo Jehová a Satanás: —Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
  • ¿A dónde me iré de tu espíritu?
    ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
    Si subiera a los cielos, allí estás tú;
    y si en el seol hiciera mi estrado, allí tú estás.
  • Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.»
  • Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.»
  • Después dijo Dios: «Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer.»
  • Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
  • ¡Alégrate mucho, hija de Sión!
    ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
    Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
    pero humilde, cabalgando sobre un asno,
    sobre un pollino hijo de asna.
  • Vuelve, y dile a Ezequías, príncipe de mi pueblo: “Así dice Jehová, el Dios de David, tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas y voy a sanarte: dentro de tres días subirás a la casa de Jehová.”
  • Pensando él en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.»
  • Y se oyó una voz de los cielos que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.»
  • Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales les dijeron: —Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo.
  • Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel» (que significa: «Dios con nosotros»).
  • Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
  • Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
  • Yo estoy próximo a entrar hoy por el camino que recorren todos. Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado ni una sola de todas las bendiciones que Jehová, vuestro Dios, os había dicho; todas se os han cumplido, no ha faltado ninguna de ellas.
  • Luego dijo Jehová Dios: «El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre.» Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado.
  • Entonces el ángel le dijo: —María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
  • Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.