- Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
- Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
- Antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
- Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios.
- Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
- Pero a vosotros los que oís, os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan.
- ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
- ¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno?
- Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto.
- Antes bien, sea vuestro hablar: «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más de esto, procede del mal.
- Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: «Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien».
- Pues
El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.
Apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sígala. - Y el Señor nos mandó que observáramos todos estos estatutos, y que temiéramos siempre al Señor nuestro Dios para nuestro bien y para preservarnos la vida, como hasta hoy.
- Porque tú formaste mis entrañas;
me hiciste en el seno de mi madre.
Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
maravillosas son tus obras,
y mi alma lo sabe muy bien. - Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.
- Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer.
- Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
- No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
- Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno; absteneos de toda forma de mal.
- Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.
- Porque Él ha saciado al alma sedienta,
y ha llenado de bienes al alma hambrienta. - Alégrate en el día de la prosperidad,
y en el día de la adversidad considera:
Dios ha hecho tanto el uno como el otro
para que el hombre no descubra nada que suceda después de él. - Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo.
- El que halla esposa halla algo bueno
y alcanza el favor del Señor. - Pero Él dijo: Al contrario, dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan.
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