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Versículos de la Biblia sobre 'Cielos'

  • Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
  • Nuestro Dios está en los cielos;
    Él hace lo que le place.
  • Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos.
  • Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
    sobre toda la tierra sea tu gloria.
  • No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
  • Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
    sobre toda la tierra sea tu gloria.
  • Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
  • Porque grande, hasta los cielos, es tu misericordia,
    y hasta el firmamento tu verdad.
  • Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,
    y todo su ejército por el aliento de su boca.
  • Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
  • Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
  • ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
    Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
  • Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.
  • Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos.
  • Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido.
  • Porque como los cielos son más altos que la tierra,
    así mis caminos son más altos que vuestros caminos,
    y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
  • Los cielos proclaman la gloria de Dios,
    y la expansión anuncia la obra de sus manos.
    Un día transmite el mensaje al otro día,
    y una noche a la otra noche revela sabiduría.
  • Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo.
  • Levantaré mis ojos a los montes;
    ¿de dónde vendrá mi socorro?
    Mi socorro viene del Señor,
    que hizo los cielos y la tierra.
  • ¡Ah, Señor Dios! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti.
  • Nuestro socorro está en el nombre del Señor,
    que hizo los cielos y la tierra.
  • Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
  • En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
  • ¿Podrá alguno esconderse en escondites
    de modo que yo no lo vea? —declara el Señor.
    ¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor.
  • ¿Adónde me iré de tu Espíritu,
    o adónde huiré de tu presencia?
    Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú;
    si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú.
  • Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones.
  • Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.
  • Vosotros, pues, orad de esta manera:
    «Padre nuestro que estás en los cielos,
    santificado sea tu nombre.
    Venga tu reino.
    Hágase tu voluntad,
    así en la tierra como en el cielo.»
  • Y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
  • Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
  • Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh Señor, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
  • Cuando pones tus ojos en ella, ya no está.
    Porque la riqueza ciertamente se hace alas,
    como águila que vuela hacia los cielos.
  • Por tanto, reconoce hoy y reflexiona en tu corazón, que el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra; no hay otro.
  • Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
  • Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
  • El que edifica en los cielos sus altos aposentos,
    y sobre la tierra ha establecido su bóveda;
    el que llama a las aguas del mar
    y las derrama sobre la faz de la tierra:
    el Señor es su nombre.
  • Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó.
  • Cantad a Dios, cantad alabanzas a su nombre;
    abrid paso al que cabalga por los desiertos,
    cuyo nombre es el Señor; regocijaos delante de Él.
    Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
    es Dios en su santa morada.
  • Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
  • Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.
  • Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra.
  • Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.