Versículos de la Biblia sobre 'Era'
- En el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios
y el Verbo era Dios. - «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
- Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero alrededor de su cintura, y su comida era langostas y miel silvestre.
- Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
- La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
- Viéndolo ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron, porque todos lo veían, y se asustaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: —¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis.
- Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
- Porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.
- También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
- Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos.
- Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días, pasados los cuales tuvo hambre.
- Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre;
tu trono, de generación en generación. - Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
- La esperanza de los justos es alegría,
mas la esperanza de los malvados perecerá. - Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
- Muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos comprenderán.
- Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.
- Dijo Pablo: —Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
- Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy.
- Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.
- Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
- ¡Espera en Jehová!
¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón!
¡Sí, espera en Jehová! - A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.
- Entonces comprenderás qué es justicia, juicio
y equidad, y todo buen camino. - Porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
- Pedro le dijo: —Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad? Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti?, y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
- Tú encenderás mi lámpara;
Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas. - El alma generosa será prosperada:
el que sacie a otros será también saciado. - Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.
- Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
- Hubiera yo desmayado,
si no creyera que he de ver la bondad de Jehová
en la tierra de los vivientes. - Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
- Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
- Vida eterna a los que, perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honra e inmortalidad.
- Así será mi palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero
y será prosperada en aquello para lo cual la envié. - Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
- ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
- En Dios solamente reposa mi alma,
porque de él viene mi esperanza. - ¡Sea tu misericordia, Jehová, sobre nosotros,
según esperamos en ti! - ¡Ojalá siempre tuvieran tal corazón, que me temieran y guardaran todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera bien para siempre!
- Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio.” Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
- Lámpara es a mis pies tu palabra
y lumbrera a mi camino. - Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.
- Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
- Esperé yo en Jehová;
esperó mi alma,
en su palabra he esperado. - Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia.
- Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
- Mas yo soy Jehová, tu Dios,
desde la tierra de Egipto;
no conocerás, pues, otro dios fuera de mí,
ni otro salvador sino a mí. - Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.
- Mi escondedero y mi escudo eres tú.
En tu palabra he esperado.
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