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Versículos de la Biblia sobre 'Ese'

  • Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia.
  • En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume.
  • El que recibe en mi nombre a este niño —dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos ustedes, ese es el más importante.
  • Dios bendijo el séptimo día y lo santificó porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
  • Habrá allí una calzada
    que será llamada Camino de Santidad.
    No viajarán por ella los impuros
    ni transitarán por ella los necios;
    será solo para los que siguen en ese camino.
  • Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado y ustedes son ese templo.
  • En ese momento los ojos de ambos fueron abiertos y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
  • Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
  • ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará; y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
  • Les daré un nuevo corazón y derramaré un espíritu nuevo entre ustedes; quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen y les pondré un corazón de carne.
  • Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
  • En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido la Escritura que dice que Jesús tenía que resucitar.
  • Y cuando los arresten, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo declaren lo que se les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
  • Tal vez te preguntes: «¿Cómo podré reconocer un mensaje que no provenga del Señor?». Si lo que el profeta proclame en nombre del Señor no se cumple ni se realiza, será señal de que su mensaje no proviene del Señor. Ese profeta habrá hablado con presunción. No le temas.
  • Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
  • Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
  • Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
  • Observa el día sábado para santificarlo, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Así podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú.
  • Acuérdate del día sábado para santificarlo. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo.
  • Tengo sed de Dios, del Dios vivo.
    ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?
  • Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.
  • Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo.
  • Siempre tengo presente al Señor;
    con él a mi derecha, nada me hará caer.
  • Con regalos se abren todas las puertas
    y se llega a la presencia de gente importante.
  • Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
    para gloria de Dios Padre.
  • Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes me aborreció a mí.
  • Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores y que ha llegado a ser la piedra angular”.
  • Deléitate en el Señor
    y él te concederá los deseos de tu corazón.
  • Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que confiese al Hijo tiene también al Padre.
  • Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
  • Él reserva el éxito para los íntegros
    y es escudo a los de conducta intachable.
  • Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
    no te son un secreto mis suspiros.
  • Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.
  • Me has dado a conocer el camino de la vida;
    me llenarás de alegría en tu presencia
    y de dicha eterna a tu derecha.
  • Señor, escucha mi oración,
    atiende a mi clamor;
    no te desentiendas de mi llanto.
    Ante ti soy un extranjero,
    alguien que está de paso, como todos mis antepasados.
  • El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
  • Y ahora, queridos hijos, permanezcan en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.
  • Así que les digo: vivan por el Espíritu y no sigan los deseos de la carne.
  • Los que viven conforme a la carne fijan la mente en los deseos de la carne; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.
  • Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor;
    por la mañana te presento mis ruegos
    y quedo a la espera de tu respuesta.
  • No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la Ley, Cristo habría muerto en vano.
  • “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre” y “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
  • ¡Cuán grande es tu bondad!
    La reservas para los que te temen,
    y a la vista de la gente la derramas
    sobre los que en ti se refugian.
  • También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.
  • Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la Ley; más bien, mediante la Ley cobramos conciencia del pecado.
  • Que te conceda lo que tu corazón desea;
    que haga que se cumplan todos tus planes.
  • Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse.
  • Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
  • El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
  • El Hijo refleja el brillo de la gloria de Dios y es la fiel representación de lo que él es. Él sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.