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Versículos de la Biblia sobre 'Nada'

  • Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.
  • Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse.
  • ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
    Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
  • Porque ninguna cosa será imposible para Dios.
  • Ciertamente el Señor Dios no hace nada
    sin revelar su secreto
    a sus siervos los profetas.
  • Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
  • Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.
  • Mucha paz tienen los que aman tu ley,
    y nada los hace tropezar.
  • De nada sirven las riquezas el día de la ira,
    pero la justicia libra de la muerte.
  • Cómo no rehuí declarar a vosotros nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa.
  • El Señor es mi pastor,
    nada me faltará.
    En lugares de verdes pastos me hace descansar;
    junto a aguas de reposo me conduce.
  • No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
  • Todo el día codicia,
    mientras el justo da y nada retiene.
  • ¡Ah, Señor Dios! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti.
  • Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
  • Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo.
  • Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo.
  • Por tanto, en cuanto a comer de lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay sino un solo Dios.
  • No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os mando.
  • Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
  • Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.
  • Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
  • Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.
  • Pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y este crucificado.
  • La lengua del justo es plata escogida,
    pero el corazón de los impíos es poca cosa.
  • Y Él les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: «Pásate de aquí allá», y se pasará; y nada os será imposible.
  • Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
  • Como salió del vientre de su madre, desnudo,
    así volverá, yéndose tal como vino;
    nada saca del fruto de su trabajo
    que pueda llevarse en la mano.
  • No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.
  • También les dijo: Id, comed de la grosura, bebed de lo dulce, y mandad raciones a los que no tienen nada preparado; porque este día es santo para nuestro Señor. No os entristezcáis, porque la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
  • Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
  • Alégrate en el día de la prosperidad,
    y en el día de la adversidad considera:
    Dios ha hecho tanto el uno como el otro
    para que el hombre no descubra nada que suceda después de él.
  • Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios.
  • De todo lo que vive en el agua, estos podréis comer: todos los que tienen aletas y escamas, pero no comeréis nada que no tenga aletas ni escamas; será inmundo para vosotros.
  • Me apresuré y no me tardé
    en guardar tus mandamientos.
  • Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.
  • Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
  • Al Señor he puesto continuamente delante de mí;
    porque está a mi diestra, permaneceré firme.
  • No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad.
  • La bendición del Señor es la que enriquece,
    y Él no añade tristeza con ella.
  • La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común.
  • El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido.
  • Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será sanada.
  • Tesoros mal adquiridos no aprovechan,
    mas la justicia libra de la muerte.
  • No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas.
  • Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre,
    mas los que buscan al Señor no carecerán de bien alguno.
  • No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
  • Cuando pones tus ojos en ella, ya no está.
    Porque la riqueza ciertamente se hace alas,
    como águila que vuela hacia los cielos.
  • Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.
  • Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.