Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. | Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne. |
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. | Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo. |
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Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. | Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. |
¿Pues quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? | Pues ¿quién es Dios, fuera del Señor? ¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? |
Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has dado vida. | Jamás me olvidaré de tus preceptos, porque por ellos me has vivificado. |
Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre. | Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. |
Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. | Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. |
No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. | No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. |
Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. | Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. |
Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia. | Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia. |
Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar. | Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. |
Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir. | Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. |
Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos, pues me has salvado la vida. | Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas, y mi alma, que tú has redimido. |
Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento! | Porque grande, hasta los cielos, es tu misericordia, y hasta el firmamento tu verdad. |
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. | Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. |
Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío. | Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, roca mía y redentor mío. |
Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! | Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? |
Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. | Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación. |
No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. | Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios. |
Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! | Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio; escudo y baluarte es su fidelidad. |
Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. | Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. |
No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. | Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. |
¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas. | Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos. |
Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. | Por lo cual no tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas. |
Pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera. | Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura. |