Versículos de la Biblia sobre 'Pues'
- Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo.
- Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.
- Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.
- ¿Pues quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? - Jamás me olvidaré de tus preceptos,
pues con ellos me has dado vida. - Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza,
dirígeme por amor a tu nombre. - Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
- No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.
- Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.
- Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia.
- Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar.
- Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.
- Gritarán de júbilo mis labios
cuando yo te cante salmos,
pues me has salvado la vida. - Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos;
¡tu verdad llega hasta el firmamento! - Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
- Sean, pues, aceptables ante ti
mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, roca mía y redentor mío. - Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
- Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.
- No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio.
- Pues te cubrirá con sus plumas
y bajo sus alas hallarás refugio.
¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! - Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
- No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
- ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen!
Es como si les salieran alas,
pues se van volando como las águilas. - Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.
- Pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera.