Versículos de la Biblia sobre 'Pues'
- Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
- Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne.
- Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo.
- Así, pues, guardaréis mis mandamientos y los cumpliréis; yo soy el Señor.
- ¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?
- Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros.
- Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús.
- Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio.
- Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús.
- Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne.
- No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
- Pues ¿quién es Dios, fuera del Señor?
¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? - Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
- Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
- Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y Él escuchó nuestra súplica.
- Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete.
- Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.
- Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto.
- Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración.
- Pues la Escritura dice: Todo el que cree en Él no será avergonzado.
- Pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y este crucificado.
- Pues yo no me complazco en la muerte de nadie —declara el Señor Dios—. Arrepentíos y vivid.
- Más valen dos que uno solo,
pues tienen mejor remuneración por su trabajo. - Guardarás, pues, los mandamientos del Señor tu Dios, para andar en sus caminos y para temerle.
- Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.
- No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.
- Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación.
- Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
- Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.
- Y tuya es, oh Señor, la misericordia,
pues tú pagas al hombre conforme a sus obras. - Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
- Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
- Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
- Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
- Me seréis, pues, santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.
- Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura.
- A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.
- Por lo cual no tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas.
- Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
- Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
- Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
- Aquel, pues, que os suministra el Espíritu y hace milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?
- Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en el día de reposo.
- Mas yo he sido el Señor tu Dios
desde la tierra de Egipto;
no reconocerás a otro dios fuera de mí,
pues no hay más salvador que yo. - Pues, ¿quién es Dios, fuera del Señor?
¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? - Alma mía, espera en silencio solamente en Dios,
pues de Él viene mi esperanza. - Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
- Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
- Solamente temed al Señor y servidle en verdad con todo vuestro corazón; pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
- Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento.
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