- Encamíname en tu verdad, ¡enséñame!
Tú eres mi Dios y Salvador;
¡en ti pongo mi esperanza todo el día! - Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
- El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
- En ti, Señor, busco refugio;
jamás permitas que me avergüencen;
en tu justicia, líbrame. - El Señor tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti.
- No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti;
toda lengua que te acuse será refutada.
Esta es la herencia de los siervos del Señor,
la justicia que de mí procede
—afirma el Señor—. - En ti confían los que conocen tu nombre,
porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. - ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!
¡La gloria del Señor brilla sobre ti! - Toda palabra de Dios es digna de crédito;
Dios protege a los que en él buscan refugio. - Los malvados piden prestado y no pagan,
pero los justos dan con generosidad. - En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.
- ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. - ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
- Pon la mirada en lo que tienes delante;
fija la vista en lo que está frente a ti. - Toda tú eres bella, amada mía;
no hay en ti defecto alguno. - Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
- El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos.
- De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
- El Señor dice:
«Yo te instruiré,
yo te mostraré el camino que debes seguir;
yo te daré consejos y velaré por ti.» - ¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
- En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti. - Jesús le respondió: —Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
- Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
- ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
- Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.