- Cuando comían sus pastos, se saciaron,
y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón;
por tanto, se olvidaron de mí. - ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío —declara el Señor Dios— y no en que se aparte de sus caminos y viva?
- Como un padre se compadece de sus hijos,
así se compadece el Señor de los que le temen. - Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
- Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos.
- ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría.
- Y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte.
- El rescate de la vida de un hombre está en sus riquezas,
pero el pobre no oye amenazas. - Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos.
- Solamente guardad cuidadosamente el mandamiento y la ley que Moisés, siervo del Señor, os mandó, de amar al Señor vuestro Dios, andar en todos sus caminos, guardar sus mandamientos y de allegarse a Él y servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
- En pos del Señor vuestro Dios andaréis y a Él temeréis; guardaréis sus mandamientos, escucharéis su voz, le serviréis y a Él os uniréis.
- El que guarda el mandamiento guarda su alma,
mas el que menosprecia sus caminos morirá. - Y aquel día dirás:
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
haced conocer entre los pueblos sus obras,
haced recordar que su nombre es enaltecido. - El que guarda sus mandamientos permanece en Él y Dios en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
- Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones.
- En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas.
- Que las misericordias del Señor jamás terminan,
pues nunca fallan sus bondades;
son nuevas cada mañana;
¡grande es tu fidelidad! - Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.
- Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.
- El principio de la sabiduría es el temor del Señor;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
su alabanza permanece para siempre. - No envidies al hombre violento,
y no escojas ninguno de sus caminos;
porque el hombre perverso es abominación para el Señor;
pero Él es amigo íntimo de los rectos. - Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
- ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!
- Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios. Pues el que ha entrado a su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas.
- Abandone el impío su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase al Señor,
que tendrá de él compasión,
al Dios nuestro,
que será amplio en perdonar.
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