- Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
- Gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración.
- Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.
- Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
- No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
- El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándoos a lo bueno.
- El cual pagará a cada uno conforme a sus obras.
- Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
- Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
- Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza.
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