- Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
- Guarda los mandatos del Señor tu Dios, andando en sus caminos, guardando sus estatutos, sus mandamientos, sus ordenanzas y sus testimonios, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y dondequiera que vayas.
- Porque tú, oh Señor, bendices al justo,
como con un escudo lo rodeas de tu favor. - Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
- Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él ha escogido como herencia para sí. - Muerte y vida están en poder de la lengua,
y los que la aman comerán su fruto. - Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, este será bienaventurado en lo que hace.
- Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
sálvame en tu misericordia. - Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da.
- Él reserva la prosperidad para los rectos,
es escudo para los que andan en integridad. - ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada,
cuyo pecado es cubierto! - Te rogamos, oh Señor: sálvanos ahora;
te rogamos, oh Señor: prospéranos ahora.
Bendito el que viene en el nombre del Señor;
desde la casa del Señor os bendecimos. - La memoria del justo es bendita,
pero el nombre del impío se pudrirá. - Oye, hijo mío, recibe mis palabras,
y muchos serán los años de tu vida. - De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
- Entonces los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.
- Digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,
y el hijo del hombre para que lo cuides? - Y el Señor restauró el bienestar de Job cuando este oró por sus amigos; y el Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído.
- Si no escucháis, y si no decidís de corazón dar honor a mi nombre —dice el Señor de los ejércitos— enviaré sobre vosotros maldición, y maldeciré vuestras bendiciones; y en verdad, ya las he maldecido, porque no lo habéis decidido de corazón.
- Y sucedió que por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias.
- Si andáis en mis estatutos y guardáis mis mandamientos para ponerlos por obra, yo os daré lluvias en su tiempo, de manera que la tierra dará sus productos, y los árboles del campo darán su fruto.
- Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
- Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.
- He aquí, cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende;
no desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso. - Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.
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