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Versículos de la Biblia sobre 'Como vestir una mujer sabia'

  • Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
  • De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada “Mujer”, porque del hombre fue tomada.» Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.
  • Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne.
  • Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio.” Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
  • El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
  • Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido.
  • Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
  • Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
  • Hice pacto con mis ojos,
    ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?
  • Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
    Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas.
  • Él, respondiendo, les dijo: —¿No habéis leído que el que los hizo al principio, “hombre y mujer los hizo”, y dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre.
  • Pero al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
  • Engañosa es la gracia y vana la hermosura,
    pero la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
  • Yo deshice como a una nube tus rebeliones
    y como a una niebla tus pecados;
    vuélvete a mí, porque yo te redimí.
  • ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
  • Así como tú no sabes cuál es el camino del viento ni cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así también ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
  • Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
  • Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
  • Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
  • La casa y las riquezas son herencia de los padres,
    pero don de Jehová es la mujer prudente.
  • Ciertamente mil años delante de tus ojos
    son como el día de ayer, que pasó,
    y como una de las vigilias de la noche.
  • Ponme como un sello sobre tu corazón,
    como una marca sobre tu brazo;
    porque fuerte como la muerte es el amor
    y duros como el seol los celos.
    Sus brasas son brasas de fuego,
    potente llama.
  • Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?
  • Cuando alguien esté recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre quedará en su casa durante un año para alegrar a la mujer que tomó.
  • Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.
  • Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente: —Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado. Entonces el Señor le respondió y dijo: —¡Hipócrita!, ¿no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
  • No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
  • Actuad como personas libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
  • Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Del mismo modo también los hombres, dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no deben.
  • Goteará como la lluvia mi enseñanza;
    destilará como el rocío mi razonamiento,
    como la llovizna sobre la grama,
    como las gotas sobre la hierba.
  • Pensando él en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.»
  • Pero corra el juicio como las aguas
    y la justicia como arroyo impetuoso.
  • Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
  • Nadie enciende una luz para después cubrirla con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la luz.
  • ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz,
    para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
    ¡Aunque ella lo olvide,
    yo nunca me olvidaré de ti!
    He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida;
    delante de mí están siempre tus muros.
  • Porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido.
  • No hay santo como Jehová;
    porque no hay nadie fuera de ti
    ni refugio como el Dios nuestro.
  • Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.»
  • Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta:
    aunque vuestros pecados sean como la grana,
    como la nieve serán emblanquecidos;
    aunque sean rojos como el carmesí,
    vendrán a ser como blanca lana.
  • Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
  • El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias del cuerpo, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) mediante la resurrección de Jesucristo.
  • Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
  • Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
  • Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día.
  • Como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.
  • Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
  • Y se oyó una voz de los cielos que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.»
  • Y así, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
  • Y creó Dios al hombre a su imagen,
    a imagen de Dios lo creó;
    varón y hembra los creó.
  • Pero, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, está permitido hacer el bien en sábado.