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Versículos de la Biblia sobre 'El pecado aparta'

  • Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.
  • Todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley.
  • Jesús les respondió: —De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado.
  • El que encubre la falta busca la amistad;
    el que la divulga, aparta al amigo.
  • La justicia engrandece a la nación;
    el pecado es afrenta de las naciones.
  • Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.
  • Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
  • ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
  • El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.
  • El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.
  • Aparta de ti la perversidad de la boca,
    aleja de ti la iniquidad de los labios.
  • El que oculta sus pecados no prosperará,
    pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia.
  • ¿Qué, pues, diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: «No codiciarás».
  • Vanidad y mentira aparta de mí,
    y no me des pobreza ni riquezas,
    sino susténtame con el pan necesario.
  • No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
    aparta tu pie del mal.
  • Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
  • ¿Acaso quiero yo la muerte del impío? dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos caminos?
  • Incluso la oración le es abominable
    al que aparta su oído para no escuchar la Ley.
  • El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
  • Porque por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.
  • Porque así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reinará por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
  • Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá.
  • Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento, pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.
  • Mi pecado te declaré
    y no encubrí mi iniquidad.
    Dije: «Confesaré mis rebeliones a Jehová»,
    y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
  • Todos los que sin la Ley han pecado, sin la Ley también perecerán; y todos los que bajo la Ley han pecado, por la Ley serán juzgados.
  • En las muchas palabras no falta pecado;
    el que refrena sus labios es prudente.
  • Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
  • Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan.
  • ¡Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
  • ¿Qué Dios hay como tú,
    que perdona la maldad
    y olvida el pecado
    del remanente de su heredad?
    No retuvo para siempre su enojo,
    porque se deleita en la misericordia.
  • Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
  • Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.
  • Bienaventurado aquel
    cuya transgresión ha sido perdonada
    y cubierto su pecado.
  • Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
  • Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
  • Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes.
  • Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos actuado impíamente, hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
  • Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna.
  • No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
  • Ten piedad de mí, Dios,
    conforme a tu misericordia;
    conforme a la multitud de tus piedades
    borra mis rebeliones.
    ¡Lávame más y más de mi maldad
    y límpiame de mi pecado!
  • Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
  • ¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
  • Finalmente, si una persona peca, o hace alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable y llevará su pecado.
  • Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
  • Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
  • No aborrecerás a tu hermano en tu corazón. Reprenderás a tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Jehová.
  • El hombre perverso promueve contienda,
    y el chismoso separa a los mejores amigos.
  • La respuesta suave aplaca la ira,
    pero la palabra áspera hace subir el furor.
  • Cuando peque en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó.
  • Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!