- Me pregunto:
«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» - Él cuida el sendero de los justos
y protege el camino de sus fieles. - Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
- El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.
- Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
- El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
- El prudente ve el peligro y lo evita;
el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. - El hijo sabio es la alegría de su padre;
el hijo necio es el pesar de su madre. - Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
- ¿Quién es este Rey de la gloria?
Es el Señor Todopoderoso;
¡él es el Rey de la gloria! Selah - El que ama la disciplina ama el conocimiento,
pero el que la aborrece es un necio. - Bueno es el Señor;
es refugio en el día de la angustia,
y protector de los que en él confían. - El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
- Porque el Señor es nuestro guía;
el Señor es nuestro gobernante.
El Señor es nuestro rey:
¡Él nos salvará! - El que es generoso prospera;
el que reanima será reanimado. - Todo el día se lo pasa codiciando,
pero el justo da con generosidad. - Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
- El necio muestra en seguida su enojo,
pero el prudente pasa por alto el insulto. - Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.
- No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
- El de labios mentirosos disimula su odio,
y el que propaga calumnias es un necio. - Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que en él se refugian. - Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre. - El necio da rienda suelta a su ira,
pero el sabio sabe dominarla. - ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible?
¿Quién llamó a las generaciones desde el principio?
Yo, el Señor, soy el primero,
y seré el mismo hasta el fin.