Versículos de la Biblia sobre 'Jamás'
- Jamás me olvidaré de tus preceptos,
pues con ellos me has dado vida. - En ti, Señor, busco refugio;
jamás permitas que me avergüencen;
en tu justicia, líbrame. - No permitirá que tu pie resbale;
jamás duerme el que te cuida. - El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.
- Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.
- Solo él es mi roca y mi salvación;
él es mi protector.
¡Jamás habré de caer! - El testigo verdadero jamás engaña;
el testigo falso propaga mentiras. - Así dice la Escritura: «Todo el que confíe en él no será jamás defraudado».
- Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
- Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja halla perdón. - En ti confían los que conocen tu nombre,
porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. - El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
- El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad! - A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
- El justo será siempre recordado;
ciertamente nunca fracasará. - Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
- En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.
- Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».
- Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
- El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
- Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
- Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno.
- Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno. - Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.