Versículos de la Biblia sobre 'Jehová'
- El Señor abre los ojos a los ciegos,
el Señor levanta a los caídos,
el Señor ama a los justos. - Porque el Señor es nuestro juez,
el Señor es nuestro legislador,
el Señor es nuestro rey;
Él nos salvará. - El Señor dará fuerza a su pueblo;
el Señor bendecirá a su pueblo con paz. - Espera al Señor;
esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al Señor. - Te rogamos, oh Señor: sálvanos ahora;
te rogamos, oh Señor: prospéranos ahora.
Bendito el que viene en el nombre del Señor;
desde la casa del Señor os bendecimos. - Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
- Y el Señor será rey sobre toda la tierra; aquel día el Señor será uno, y uno su nombre.
- El Señor te bendiga y te guarde;
el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia;
el Señor alce sobre ti su rostro,
y te dé paz. - “Volveos a mí” —declara el Señor de los ejércitos— “y yo me volveré a vosotros” —dice el Señor de los ejércitos.
- La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma;
el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. - Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón;
el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. - El Señor empobrece y enriquece;
humilla y también exalta. - El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es la fortaleza de mi vida;
¿de quién tendré temor? - Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré:
que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor,
y para meditar en su templo. - Señor, muéstrame tus caminos,
y enséñame tus sendas. - El Señor cumplirá su propósito en mí;
eterna, oh Señor, es tu misericordia;
no abandones las obras de tus manos. - ¿Podrá alguno esconderse en escondites
de modo que yo no lo vea? —declara el Señor.
¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor. - Buscad al Señor y su fortaleza;
buscad su rostro continuamente. - Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre. - El Señor te protegerá de todo mal;
El guardará tu alma.
El Señor guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre. - No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a quien tome su nombre en vano.
- Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los que la edifican;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vela la guardia. - Así, pues, guardaréis mis mandamientos y los cumpliréis; yo soy el Señor.
- Porque así dice el Señor a la casa de Israel:
Buscadme, y viviréis. - El Señor peleará por vosotros mientras vosotros os quedáis callados.
- Busqué al Señor, y Él me respondió,
y me libró de todos mis temores. - Entonces el Señor dijo a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu poder; pero no extiendas tu mano sobre él. Y Satanás salió de la presencia del Señor.
- Espero en el Señor; en Él espera mi alma,
y en su palabra tengo mi esperanza. - Esta es la palabra del Señor a Zorobabel: «No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu» —dice el Señor de los ejércitos.
- El Señor está a mi favor; no temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre? - Buscad al Señor y su fortaleza;
buscad su rostro continuamente. - La salvación es del Señor.
¡Sea sobre tu pueblo tu bendición! (Selah) - Será también el Señor baluarte para el oprimido,
baluarte en tiempos de angustia. - Bendice, alma mía, al Señor,
y bendiga todo mi ser su santo nombre. - Tú enciendes mi lámpara, oh Señor;
mi Dios que alumbra mis tinieblas. - Levántate, oh Señor; alza, oh Dios, tu mano.
No te olvides de los pobres. - Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró, y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá.
El Señor dio y el Señor quitó;
bendito sea el nombre del Señor. - Sea sobre nosotros tu misericordia, oh Señor,
según hemos esperado en ti. - Guardaréis mis días de reposo, y tendréis en reverencia mi santuario; yo soy el Señor.
- Este es el día que el Señor ha hecho;
regocijémonos y alegrémonos en él. - El Señor es mi porción —dice mi alma—
por eso en Él espero. - Este pobre clamó, y el Señor le oyó,
y lo salvó de todas sus angustias. - Alabaré al Señor con todo mi corazón.
Todas tus maravillas contaré. - «Regresa, infiel Israel» —declara el Señor—,
«no te miraré con ira,
porque soy misericordioso» —declara el Señor—;
«no guardaré rencor para siempre.» - Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
- Bienaventurado todo aquel que teme al Señor,
que anda en sus caminos. - Al Señor cantaré mientras yo viva;
cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista. - Si digo: Mi pie ha resbalado,
tu misericordia, oh Señor, me sostendrá. - Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.
- Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella;
el mundo y los que en él habitan.
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