- Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor;
ningún bien tengo fuera de ti. - En ti, oh Señor, me refugio;
jamás sea yo avergonzado;
líbrame en tu justicia. - Y el Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
- Te alabaré entre los pueblos, Señor;
te cantaré alabanzas entre las naciones. - Porque tú, oh Señor, bendices al justo,
como con un escudo lo rodeas de tu favor. - Mas tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío,
mi gloria, y el que levanta mi cabeza. - Venid, adoremos y postrémonos;
doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. - La bendición del Señor es la que enriquece,
y Él no añade tristeza con ella. - El Señor es lento para la ira y grande en poder,
y ciertamente el Señor no dejará impune al culpable.
En el torbellino y la tempestad está su camino,
y las nubes son el polvo de sus pies. - Él ama la justicia y el derecho;
llena está la tierra de la misericordia del Señor. - Pues ¿quién es Dios, fuera del Señor?
¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios? - Buscad al Señor mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cerca. - Oh Señor, de mañana oirás mi voz;
de mañana presentaré mi oración a ti,
y con ansias esperaré. - El temor al hombre es un lazo,
pero el que confía en el Señor estará seguro. - Yo te amo, Señor, fortaleza mía.
El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador;
mi Dios, mi roca en quien me refugio;
mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable. - El que halla esposa halla algo bueno
y alcanza el favor del Señor. - Compasivo y clemente es el Señor,
lento para la ira y grande en misericordia. - La recompensa de la humildad y el temor del Señor
son la riqueza, el honor y la vida. - El Señor redime el alma de sus siervos;
y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian. - Sáname, oh Señor, y seré sanado;
sálvame y seré salvo,
porque tú eres mi alabanza. - Y si dices en tu corazón: «¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?». Cuando un profeta hable en el nombre del Señor, si la cosa no acontece ni se cumple, esa es palabra que el Señor no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él.
- Pero yo pondré mis ojos en el Señor,
esperaré en el Dios de mi salvación;
mi Dios me oirá. - El nombre del Señor es torre fuerte,
a ella corre el justo y está a salvo. - Los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a su clamor. - Como un padre se compadece de sus hijos,
así se compadece el Señor de los que le temen.
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En ti me alegraré y me regocijaré;cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.