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Versículos de la Biblia sobre 'Teme'

  • Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
    la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
  • ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
    Dichoso el que teme al Señor,
    el que halla gran deleite en sus mandamientos.
  • Dichosos todos los que temen al Señor,
    los que van por sus caminos.
  • El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
  • Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.
  • No seas sabio en tu propia opinión;
    más bien, teme al Señor y huye del mal.
    Esto infundirá salud a tu cuerpo
    y fortalecerá tu ser.
  • Quien teme al Señor aborrece lo malo;
    yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
    la mala conducta y el lenguaje perverso.
  • Y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos.
  • Pedro tomó la palabra, y dijo: —Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia.
  • Dios nos bendecirá,
    y le temerán todos los confines de la tierra.
  • Cumple los mandamientos del Señor tu Dios; témelo y sigue sus caminos.
  • Bendito el hombre que confía en el Señor
    y pone su confianza en él.
    Será como un árbol plantado junto al agua,
    que extiende sus raíces hacia la corriente;
    no teme que llegue el calor,
    y sus hojas están siempre verdes.
    En época de sequía no se angustia,
    y nunca deja de dar fruto.
  • Pero el Señor cuida de los que le temen,
    de los que esperan en su gran amor.
  • Tan compasivo es el Señor con los que le temen
    como lo es un padre con sus hijos.
  • El Señor es mi luz y mi salvación;
    ¿a quién temeré?
    El Señor es el baluarte de mi vida;
    ¿quién podrá amedrentarme?
  • ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar».
  • Temer a los hombres resulta una trampa,
    pero el que confía en el Señor sale bien librado.
  • Así que podemos decir con toda confianza:
    «El Señor es quien me ayuda; no temeré.
    ¿Qué me puede hacer un simple mortal?»
  • Aun cuando un ejército me asedie,
    no temerá mi corazón;
    aun cuando una guerra estalle contra mí,
    yo mantendré la confianza.
  • ¡Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!
  • El Señor nuestro Dios nos mandó temerle y obedecer estos preceptos, para que siempre nos vaya bien y sigamos con vida. Y así ha sido hasta hoy.
  • Instrúyeme, Señor, en tu camino
    para conducirme con fidelidad.
    Dame integridad de corazón
    para temer tu nombre.
  • Soy yo mismo el que los consuela.
    ¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
    a simples mortales, que no son más que hierba?
  • Cuán grande es tu bondad,
    que atesoras para los que te temen,
    y que a la vista de la gente derramas
    sobre los que en ti se refugian.
  • Pero los exhorto a temer al Señor y a servirle fielmente y de todo corazón, recordando los grandes beneficios que él ha hecho en favor de ustedes.
  • Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados.
  • Pero el amor del Señor es eterno
    y siempre está con los que le temen;
    su justicia está con los hijos de sus hijos,
    con los que cumplen su pacto
    y se acuerdan de sus preceptos
    para ponerlos por obra.