- Abre tu boca, juzga con justicia,
y defiende los derechos del afligido y del necesitado. - Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: «Quítate y échate al mar», así sucederá.
- No convienen al necio las palabras elocuentes;
mucho menos al príncipe los labios mentirosos. - Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.
- Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
pero la boca de los impíos oculta violencia. - La lengua del justo es plata escogida,
pero el corazón de los impíos es poca cosa. - Bendeciré al Señor en todo tiempo;
continuamente estará su alabanza en mi boca. - Él que oculta el odio tiene labios mentirosos,
y el que esparce calumnia es un necio. - Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: «Me arrepiento», perdónalo.
- Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio.
- Del mandamiento de sus labios no me he apartado,
he atesorado las palabras de su boca más que mi comida. - En mi angustia invoqué al Señor,
y clamé a mi Dios;
desde su templo oyó mi voz,
y mi clamor delante de Él llegó a sus oídos. - Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.
- Pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
- Y si dices en tu corazón: «¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?». Cuando un profeta hable en el nombre del Señor, si la cosa no acontece ni se cumple, esa es palabra que el Señor no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él.
- Los labios mentirosos son abominación al Señor,
pero los que obran fielmente son su deleite. - Y caí al suelo, y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
- Y aquel día dirás:
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
haced conocer entre los pueblos sus obras,
haced recordar que su nombre es enaltecido. - Y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
- Alabaré al Señor con todo mi corazón.
Todas tus maravillas contaré. - Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.
- Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.
- Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos,
y penetran hasta el fondo de las entrañas. - Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.
- Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
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Digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,y el hijo del hombre para que lo cuides?