Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de mí, pecador». | Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. |
Y Él respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios. | Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. |
Temas relacionados
Arrepentimiento
Y se humilla mi...
Conversión
Y se humilla mi...
Humildad
Con toda humildad y...
Gracia
Por tanto, acerquémonos con...
Pecado
¿O no sabéis que...
Milagros
Mirándolos Jesús, dijo: Para...