- La corona del anciano son sus nietos;
el orgullo de los hijos son sus padres. - No va bien con los necios el lenguaje refinado
ni con los gobernantes, la mentira. - El que perdona la ofensa cultiva el amor;
el que insiste en la ofensa divide a los amigos. - En todo tiempo ama el amigo;
para ayudar en la adversidad nació el hermano. - El corazón alegre es un buen remedio,
pero el ánimo decaído seca los huesos. - Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente, si cierra la boca.