- Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
- Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
- Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.
- A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
sobre toda la tierra sea tu gloria. - Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
- En ti me alegraré y me regocijaré;
cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo. - Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
- Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios.
- Y las multitudes que iban delante de Él, y las que iban detrás, gritaban, diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas! - El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
- El principio de la sabiduría es el temor del Señor;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
su alabanza permanece para siempre. - A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo,
porque me has dado sabiduría y poder,
y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
pues el asunto del rey nos has dado a conocer. - Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace. - Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró, y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá.
El Señor dio y el Señor quitó;
bendito sea el nombre del Señor. - Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. - Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
- Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.
- Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.
- Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
sobre toda la tierra sea tu gloria. - Al Señor cantaré mientras yo viva;
cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista. - Cantad alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas;
sea conocido esto por toda la tierra. - Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle.
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