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Versículos de la Biblia sobre 'Creación'

  • La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios.
  • Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.
  • Tú creaste mis entrañas;
    me formaste en el vientre de mi madre.
    ¡Te alabo porque soy una creación admirable!
    ¡Tus obras son maravillosas,
    y esto lo sé muy bien!
  • Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
  • Dios bendijo el séptimo día y lo santificó porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
  • Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.
  • En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
  • Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios.
  • ¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
  • Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!»
  • Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”. Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
  • Porque todas las cosas proceden de él,
    y existen por él y para él.
    ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.
  • A las montañas levanto mis ojos;
    ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
    Mi ayuda proviene del Señor,
    creador del cielo y de la tierra.
  • Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
  • Y Dios creó al ser humano a su imagen;
    lo creó a imagen de Dios;
    hombre y mujer los creó.
  • Por la palabra del Señor fueron creados los cielos,
    y por el soplo de su boca, las estrellas.
  • ¿Acaso no lo sabes?
    ¿Acaso no te has enterado?
    El Señor es el Dios eterno,
    creador de los confines de la tierra.
    No se cansa ni se fatiga,
    y su inteligencia es insondable.
  • Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.
  • Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin.
  • Desde antes que nacieran los montes
    y que crearas la tierra y el mundo,
    desde los tiempos antiguos
    y hasta los tiempos postreros,
    tú eres Dios.
  • Luego dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo».
  • Este es el día en que el Señor actuó;
    regocijémonos y alegrémonos en él.
  • Dios construye su excelso palacio en el cielo
    y pone su cimiento en la tierra,
    llama a las aguas del mar
    y las derrama sobre la superficie de la tierra:
    su nombre es el Señor.
  • Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
    creador del cielo y de la tierra.
  • Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
    sin él, nada de lo creado llegó a existir.
  • Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
  • “Puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes”.
  • ¡Ay del que contiende con su Hacedor!
    ¡Ay del que no es más que un tiesto
    entre los tiestos de la tierra!
    ¿Acaso el barro le reclama al alfarero:
    «¡Fíjate en lo que haces!
    ¡Tu vasija no tiene agarraderas!»?
  • Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
  • Vengan, postrémonos reverentes,
    doblemos la rodilla
    ante el Señor nuestro Hacedor.
  • Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.
  • Acuérdate de tu creador
    en los días de tu juventud,
    antes que lleguen los días malos
    y vengan los años en que digas:
    «No encuentro en ellos placer alguno».
  • De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó:
    «Esta sí es hueso de mis huesos
    y carne de mi carne.
    Se llamará “mujer”
    porque del hombre fue sacada».
    Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser uno solo.
  • Y dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir.
  • Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los animales que se arrastran por el suelo!».
  • A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;
    nosotros somos el barro, y tú el alfarero.
    Todos somos obra de tu mano.
  • ¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
  • Y Dios el Señor dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, lo coma y viva para siempre». Entonces Dios el Señor expulsó al ser humano del jardín del Edén para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.