Versículos de la Biblia sobre 'De'
- Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
- Pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él.
- Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
- Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
- Lavaos, limpiaos,
quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos;
cesad de hacer el mal. - Y él, Juan, tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre.
- De nada sirven las riquezas el día de la ira,
pero la justicia libra de la muerte. - Aparta de ti la boca perversa,
y aleja de ti los labios falsos. - Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
- Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
- ¿Quién es este Rey de la gloria?
El Señor de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria. (Selah) - Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
- Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
- Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
- Los que amáis al Señor, aborreced el mal;
Él guarda las almas de sus santos;
los libra de la mano de los impíos. - No haréis junto a mí dioses de plata ni dioses de oro; no os los haréis.
- El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: «De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva».
- De día mandará el Señor su misericordia,
y de noche su cántico estará conmigo;
elevaré una oración al Dios de mi vida. - En tu mano están mis años;
líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen. - Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
- Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta.
- Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.
- Regocíjate sobremanera, hija de Sión.
Da voces de júbilo, hija de Jerusalén.
He aquí, tu rey viene a ti,
justo y dotado de salvación,
humilde, montado en un asno,
en un pollino, hijo de asna. - Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
- Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
- Por tanto, hermanos, sabed que por medio de Él os es anunciado el perdón de los pecados; y que de todas las cosas de que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por medio de Él, todo aquel que cree es justificado.
- Llena está mi boca de tu alabanza
y de tu gloria todo el día. - Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
- Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos,
y de lengua engañosa. - Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios
que morar en las tiendas de impiedad. - Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
- Porque mil años ante tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche. - Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
- Y haré de ellos y de los alrededores de mi collado una bendición. Haré descender lluvias a su tiempo; serán lluvias de bendición.
- Hijos, guardaos de los ídolos.
- Del mandamiento de sus labios no me he apartado,
he atesorado las palabras de su boca más que mi comida. - Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes. - Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
- Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.
No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor. - Corona de los ancianos son los hijos de los hijos,
y la gloria de los hijos son sus padres. - Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente;
¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? - Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
- Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad.
- De este dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados.
- La esperanza de los justos es alegría,
pero la expectación de los impíos perecerá. - Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre.
- Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones.
Lávame por completo de mi maldad,
y límpiame de mi pecado. - Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
- ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
- He escogido el camino de la verdad;
he puesto tus ordenanzas delante de mí.
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