- Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
- Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía.
- Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
- Todo el día codicia,
mientras el justo da y nada retiene. - El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
- Probad y ved que el Señor es bueno.
¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia! - He aquí el orgulloso:
en él, su alma no es recta,
mas el justo por su fe vivirá. - El temor al hombre es un lazo,
pero el que confía en el Señor estará seguro. - Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.
- El padre del justo se regocijará en gran manera,
y el que engendra un sabio se alegrará en él. - ¿Quién es este Rey de la gloria?
El Señor de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria. (Selah) - Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
- El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.
- Bueno es el Señor,
una fortaleza en el día de la angustia,
y conoce a los que en Él se refugian. - El temor del Señor es aborrecer el mal.
El orgullo, la arrogancia, el mal camino
y la boca perversa, yo aborrezco. - Porque el Señor es nuestro juez,
el Señor es nuestro legislador,
el Señor es nuestro rey;
Él nos salvará. - Él que ama la instrucción ama el conocimiento,
pero el que odia la reprensión es torpe. - Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna.
- Alégrate en el día de la prosperidad,
y en el día de la adversidad considera:
Dios ha hecho tanto el uno como el otro
para que el hombre no descubra nada que suceda después de él. - El que cubre una falta busca afecto,
pero el que repite el asunto separa a los mejores amigos. - Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará;
Él nunca permitirá que el justo sea sacudido. - El hierro con hierro se afila,
y un hombre aguza a otro. - El Señor redime el alma de sus siervos;
y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian. - El alma generosa será prosperada,
y el que riega será también regado. - El principio de la sabiduría es el temor del Señor,
y el conocimiento del Santo es inteligencia.
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