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Versículos de la Biblia sobre 'Entre'

  • Te alabaré, Jehová, entre los pueblos;
    a ti cantaré salmos entre las naciones.
  • Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo.
  • Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre.
  • ¡Alabad a Jehová, invocad su nombre,
    dad a conocer sus obras entre los pueblos!
  • Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
  • Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
    seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
  • Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
  • ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
  • Jesús decía:
    —Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
    Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
  • Aquel, pues, que os da el Espíritu y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por el oír con fe?
  • Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos.
  • Y el Verbo se hizo carne
    y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad;
    y vimos su gloria,
    gloria como del unigénito del Padre.
  • Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor, porque el amor cubrirá multitud de pecados.
  • Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
  • A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.
  • Para que, si es la voluntad de Dios, llegue con gozo a vosotros y pueda descansar entre vosotros.
  • Y el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús.
  • Santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas. Y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová, el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.
  • Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová, Dios de Israel.
  • El que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
  • Unánimes entre vosotros; no seáis altivos, sino asociaos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
  • Habéis, pues, de serme santos, porque yo, Jehová, soy santo, y os he apartado de entre los pueblos para que seáis míos.
  • Pero tú, Belén Efrata,
    tan pequeña entre las familias de Judá,
    de ti ha de salir el que será Señor en Israel;
    sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos,
    a los días de la eternidad.
  • Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia,
    y es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.
  • El que anda entre sabios será sabio,
    pero el que se junta con necios saldrá mal parado.
  • Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.
  • Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
  • Y les dijo: —Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.
  • Uno hace diferencia entre día y día, mientras que otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido de lo que piensa.
  • Yo soy Jehová, vuestro Dios: andad en mis estatutos, guardad mis preceptos y ponedlos por obra. Santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios.
  • Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante y así llegará a ser verdaderamente sabio.
  • Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer.
  • Despreciado y desechado entre los hombres,
    varón de dolores, experimentado en sufrimiento;
    y como que escondimos de él el rostro,
    fue menospreciado y no lo estimamos.
  • Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
  • Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
  • Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal de mi pacto con la tierra.
  • ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.
  • De entre los que viven en el agua, estos podréis comer: todo lo que tiene aletas y escamas. Pero no comeréis lo que no tiene aletas y escama; os será inmundo.
  • Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
  • Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales les dijeron: —Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo.
  • Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.
  • Nosotros —judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles—, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado.
  • Pero si de veras mejoráis vuestros caminos y vuestras obras; si en verdad practicáis la justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramáis la sangre inocente, ni vais en pos de dioses extraños para mal vuestro, yo os haré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
  • Y diréis en aquel día:
    «Cantad a Jehová, aclamad su nombre,
    haced célebres en los pueblos sus obras,
    recordad que su nombre es engrandecido.»
  • Ahora, pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra.
  • Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
  • Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.»
  • ¡Ay del que, no siendo más que un tiesto
    como cualquier tiesto de la tierra,
    pleitea con su Hacedor!
    ¿Dirá el barro al que lo modela: “¿Qué haces?”,
    o: “Tu obra, ¿no tiene manos?”?
  • ¡Gloria a Dios en las alturas
    y en la tierra paz,
    buena voluntad para con los hombres!
  • Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
    Dios fue manifestado en carne,
    justificado en el Espíritu,
    visto de los ángeles,
    predicado a los gentiles,
    creído en el mundo,
    recibido arriba en gloria.