Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. | El que los llama es fiel, y así lo hará. |
Los labios del necio provocan contienda; su boca, a los azotes llama. | Los labios del necio son causa de contienda; su boca incita a la riña. |
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Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. | Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas se han precipitado sobre mí. |
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti. | Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. |
Él edificó en el cielo su habitación y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama a las aguas del mar y sobre la faz de la tierra las derrama: Jehová es su nombre. | Dios construye su excelso palacio en el cielo y pone su cimiento en la tierra, llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra: su nombre es el Señor. |
¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, soy el primero, y yo mismo seré con los últimos. | ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el Señor, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin. |
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor y duros como el seol los celos. Sus brasas son brasas de fuego, potente llama. | Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. |
También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. | También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta. |
En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” | En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”. |
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. | Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. |
¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. | No se dejen engañar de ninguna manera, porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza. Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios. |
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. | Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. |
Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. | Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. |
¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano! | Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. |
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. | Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. |
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. | No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan. |
Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. | Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. |
Por eso os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. | Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. |
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. | Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza. |
Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas. | Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. |
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. | Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. |
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. | Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. |
Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. | Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo. |
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. | Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. |
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. | ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. |