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Versículos de la Biblia sobre 'Luz'

  • Y dijo Dios: «¡Que haya luz!». Y la luz llegó a existir.
  • Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz.
  • Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
  • Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
  • Esta luz resplandece en las tinieblas,
    y las tinieblas no han podido extinguirla.
  • Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
  • ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!
    ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
  • Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
  • Él revela lo profundo y lo escondido,
    y sabe lo que se oculta en las sombras.
    ¡En él habita la luz!
  • Tu palabra es una lámpara a mis pies;
    es una luz en mi sendero.
  • El fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
  • Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.
  • El Señor es mi luz y mi salvación;
    ¿a quién temeré?
    El Señor es el baluarte de mi vida;
    ¿quién podrá amedrentarme?
  • Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.
  • La exposición de tus palabras nos da luz,
    y da entendimiento al sencillo.
  • En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.
  • Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.
  • Así nos lo ha mandado el Señor:
    “Te he puesto por luz para las naciones,
    a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra“.
  • No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?
  • No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
  • Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.
  • Porque no fue su espada la que conquistó la tierra,
    ni fue su brazo el que les dio la victoria:
    fue tu brazo, tu mano derecha;
    fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.
  • Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
  • Y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
  • Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).
  • Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
  • Los preceptos del Señor son rectos:
    traen alegría al corazón.
    El mandamiento del Señor es claro:
    da luz a los ojos.
  • ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,
    y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
    Aun cuando ella lo olvidara,
    ¡yo no te olvidaré!
    Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
    tus muros siempre los tengo presentes.
  • Encomienda al Señor tu camino;
    confía en él, y él actuará.
    Hará que tu justicia resplandezca como el alba;
    tu justa causa, como el sol de mediodía.
  • Pero Dios me ha ayudado hasta hoy, y así me mantengo firme, testificando a grandes y pequeños. No he dicho sino lo que los profetas y Moisés ya dijeron que sucedería: que el Cristo padecería y que, siendo el primero en resucitar, proclamaría la luz a su propio pueblo y a los gentiles.
  • Que el favor del Señor nuestro Dios
    esté sobre nosotros.
    Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
    sí, confirma la obra de nuestras manos.
  • Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»
  • Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa.