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Versículos de la Biblia sobre 'Nunca'

  • Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
  • No hay en la tierra nadie tan justo
    que haga el bien y nunca peque.
  • Yo perdonaré sus iniquidades
    y nunca más me acordaré de sus pecados.
  • Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas.
  • Este es mi pacto con ustedes: Nunca más serán exterminados todos los seres vivientes por las aguas de un diluvio; nunca más habrá un diluvio que destruya la tierra.
  • Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
  • Que nunca te abandonen el amor y la verdad:
    llévalos siempre alrededor de tu cuello
    y escríbelos en la tabla de tu corazón.
    Contarás con el favor de Dios
    y tendrás buen nombre entre la gente.
  • Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca los dejaré; jamás los abandonaré».
  • Quien ama el dinero, de dinero no se sacia.
    Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente.
    ¡También esto es vanidad!
  • Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone.
  • A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo único, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
  • El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
  • Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de dominar todo su cuerpo.
  • Jamás me olvidaré de tus preceptos,
    pues con ellos me has dado vida.
  • Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.
  • Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos
    y su compasión jamás se agota.
    Cada mañana se renuevan sus bondades;
    ¡muy grande es su fidelidad!
  • No me he apartado de los mandamientos de sus labios;
    valoro más las palabras de su boca que mi pan de cada día.
  • Yo fortaleceré a Judá
    y salvaré a las tribus de José.
    Yo los restauraré
    porque tengo compasión de ellos.
    Será como si nunca los hubiera rechazado,
    porque yo soy el Señor su Dios,
    y les responderé.
  • Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno.
  • ¿Qué concluiremos? ¿Que la Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la Ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la Ley no hubiera dicho: «No codicies».
  • Solo él es mi roca y mi salvación;
    él es mi refugio,
    ¡no caeré!
  • El justo jamás caerá;
    su recuerdo permanecerá para siempre.
  • Solo él es mi roca y mi salvación;
    él es mi refugio,
    ¡jamás caeré!
  • Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.
  • Bendito el hombre que confía en el Señor
    y pone su confianza en él.
    Será como un árbol plantado junto al agua
    que extiende sus raíces hacia la corriente;
    no teme que llegue el calor
    y sus hojas están siempre verdes.
    En época de sequía no se angustia
    y nunca deja de dar fruto.
  • Entrégale tus afanes al Señor
    y él te sostendrá;
    no permitirá que el justo caiga
    y quede abatido para siempre.
  • Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo. —Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en día sábado? Él contestó: —¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros. El sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado —añadió—. Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.
  • Recita siempre el libro de la Ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
  • ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho
    y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
    Aun cuando ella lo olvidara,
    ¡yo no te olvidaré!
    Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
    tus muros siempre los tengo presentes.
  • No tomen venganza, queridos hermanos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
  • Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.