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Versículos de la Biblia sobre 'Razón'

  • Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
  • Sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia.
  • No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
  • Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.
  • Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y hembra. Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne; por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.
  • Hijo mío, presta atención a mis palabras,
    inclina tu oído a mis razones;
    que no se aparten de tus ojos,
    guárdalas en medio de tu corazón.
  • Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y añadió: «Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne»? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.
  • Oye, hijo mío, recibe mis palabras,
    y muchos serán los años de tu vida.
  • Caiga como la lluvia mi enseñanza,
    y destile como el rocío mi discurso,
    como llovizna sobre el verde prado
    y como aguacero sobre la hierba.
  • Venid ahora, y razonemos
    —dice el Señor—
    aunque vuestros pecados sean como la grana,
    como la nieve serán emblanquecidos;
    aunque sean rojos como el carmesí,
    como blanca lana quedarán.
  • Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
    no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca.
  • Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.
  • Porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén. Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza; y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío. Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen.
  • Y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
  • Como la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, por eso el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal.
  • Todo camino del hombre es recto ante sus ojos,
    pero el Señor sondea los corazones.
  • No odiarás a tu compatriota en tu corazón; podrás ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el Señor.
  • Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo.
  • Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
  • Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
  • Y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque Él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.
  • Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.
  • Él ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones; sin embargo, el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.
  • Que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor.
  • Para que sean alentados sus corazones, y unidos en amor, alcancen todas las riquezas que proceden de una plena seguridad de comprensión, resultando en un verdadero conocimiento del misterio de Dios, es decir, de Cristo.
  • Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones.
  • Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión practicad cada uno con su hermano. «No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni traméis el mal en vuestros corazones unos contra otros».
  • Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
  • Hijo mío, si tu corazón es sabio,
    mi corazón también se me alegrará.
  • Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
  • Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
    pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.
  • Sana a los quebrantados de corazón,
    y venda sus heridas.
  • Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
  • No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.
  • Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
  • Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: Hay seis días en los cuales se debe trabajar; venid, pues, en esos días y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en día de reposo? Y al decir Él esto, todos sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él.
  • En mi corazón he atesorado tu palabra,
    para no pecar contra ti.
  • Que te conceda el deseo de tu corazón,
    y cumpla todos tus anhelos.
  • El Señor es mi fuerza y mi escudo;
    en Él confía mi corazón, y soy socorrido;
    por tanto, mi corazón se regocija,
    y le daré gracias con mi cántico.
  • Alabaré al Señor con todo mi corazón.
    Todas tus maravillas contaré.
  • Pon tu delicia en el Señor,
    y Él te dará las peticiones de tu corazón.
  • Inclina mi corazón a tus testimonios
    y no a la ganancia deshonesta.
  • Espera al Señor;
    esfuérzate y aliéntese tu corazón.
    Sí, espera al Señor.
  • Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.
  • Con rectitud de corazón te daré gracias,
    al aprender tus justos juicios.
  • Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío;
    tu ley está dentro de mi corazón.
  • El necio no se deleita en la prudencia,
    sino solo en revelar su corazón.
  • Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
    y renueva un espíritu recto dentro de mí.
  • Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón,
    todos vosotros que esperáis en el Señor.
  • Con todo mi corazón te he buscado;
    no dejes que me desvíe de tus mandamientos.