- El padre del justo experimenta gran regocijo;
quien tiene un hijo sabio se solaza en él. - Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.
- Enséñanos a contar bien nuestros días,
para que nuestro corazón adquiera sabiduría. - Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale adquirir inteligencia que plata. - Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente si cierra la boca. - El orgullo solo genera contiendas,
pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. - Francamente, mientras más sabiduría, más problemas;
mientras más se sabe, más se sufre. - Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
no olvides mis palabras ni te apartes de ellas. - El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor;
conocer al Santo es tener discernimiento. - También esto viene del Señor Todopoderoso,
admirable por su consejo
y magnífico por su sabiduría. - El temor del Señor es el principio del conocimiento;
los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. - Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.
- No seas sabio en tu propia opinión;
más bien, teme al Señor y huye del mal.
Esto infundirá salud a tu cuerpo
y fortalecerá tu ser. - La ley del Señor es perfecta:
infunde nuevo aliento.
El mandato del Señor es digno de confianza:
da sabiduría al sencillo. - Muchos serán purificados y perfeccionados, y quedarán limpios, pero los malvados seguirán en su maldad. Ninguno de ellos entenderá nada, pero los sabios lo entenderán todo.
- Así de dulce sea la sabiduría a tu alma;
si das con ella, tendrás buen futuro;
tendrás una esperanza que no será destruida. - Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
- ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios!
¡Qué indescifrables sus juicios
e impenetrables sus caminos! - Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
- El principio de la sabiduría es el temor del Señor;
buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos.
¡Su alabanza permanece para siempre! - En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
- A ti, Dios de mis padres,
te alabo y te doy gracias.
Me has dado sabiduría y poder,
me has dado a conocer lo que te pedimos,
¡me has dado a conocer el sueño del rey! - El que es sabio entiende estas cosas;
el que es inteligente las comprende.
Ciertamente son rectos los caminos del Señor:
en ellos caminan los justos,
mientras que allí tropiezan los rebeldes. - ¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: «No codicies».
- Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente. —¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.