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Versículos de la Biblia sobre 'Servir al projimo'

  • El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor.
  • No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley.
  • No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
  • Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
  • Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
  • Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
  • Y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
  • Porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
  • El hipócrita, con la boca daña a su prójimo,
    pero los justos se libran con la sabiduría.
  • Aquél, respondiendo, dijo: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
  • El segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento mayor que estos.
  • No aborrecerás a tu hermano en tu corazón. Reprenderás a tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Jehová.
  • Como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
  • Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
  • No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  • Si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
  • El que anda en integridad y hace justicia;
    el que habla verdad en su corazón;
    el que no calumnia con su lengua
    ni hace mal a su prójimo
    ni admite reproche alguno contra su vecino.
  • Porque: «No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
  • He visto asimismo que toda obra bien hecha despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
  • Nadie busque su propio bien, sino el del otro.
  • Pero si de veras mejoráis vuestros caminos y vuestras obras; si en verdad practicáis la justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramáis la sangre inocente, ni vais en pos de dioses extraños para mal vuestro, yo os haré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
  • Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y condenar; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
  • Defended al débil y al huérfano;
    haced justicia al afligido y al menesteroso.
  • Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
  • ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
  • Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
  • Porque sacia al alma menesterosa,
    y llena de bien al alma hambrienta.
  • Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre.
  • Él da esfuerzo al cansado
    y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
  • El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
  • Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
  • Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
  • Si no conviene al necio el lenguaje elocuente,
    ¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
  • Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que practican la piedad.
  • Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
  • No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
  • Aprended a hacer el bien,
    buscad el derecho,
    socorred al agraviado,
    haced justicia al huérfano,
    amparad a la viuda.
  • El que come de todo no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha recibido.
  • De cierto, de cierto os digo: El que reciba al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
  • Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
  • Porque yo libraba al pobre que clamaba
    y al huérfano que carecía de ayudador.
    La bendición venía sobre mí del que estaba a punto de perderse,
    y al corazón de la viuda yo procuraba alegría.
  • Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
  • Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
  • Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
  • ¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero?
  • Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
  • Pero yo sé que mi Redentor vive,
    y que al fin se levantará sobre el polvo.
  • No envidies al hombre injusto
    ni escojas ninguno de sus caminos.
    Porque Jehová abomina al perverso;
    su comunión íntima es con los justos.
  • Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
  • Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”