Versículos de la Biblia sobre 'Años'
- Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
- Oye, hijo mío, recibe mis palabras,
y muchos serán los años de tu vida. - Porque mil años ante tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche. - Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza,
y tu corazón guarde mis mandamientos,
porque largura de días y años de vida
y paz te añadirán. - Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud,
antes que vengan los días malos,
y se acerquen los años en que digas:
No tengo en ellos placer. - En tu mano están mis años;
líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen. - Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre estos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años.
- Aun hasta vuestra vejez, yo seré el mismo,
y hasta vuestros años avanzados, yo os sostendré.
Yo lo he hecho, y yo os cargaré;
yo os sostendré, y yo os libraré. - Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, has quedado libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: Hay seis días en los cuales se debe trabajar; venid, pues, en esos días y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en día de reposo? Y al decir Él esto, todos sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él.
- No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
- Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.
- Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. - Te rogamos, oh Señor: sálvanos ahora;
te rogamos, oh Señor: prospéranos ahora.
Bendito el que viene en el nombre del Señor;
desde la casa del Señor os bendecimos. - Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos,
y de lengua engañosa. - Danos hoy el pan nuestro de cada día.
- Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
- Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría. - Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos. - Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular.
- Mirad cuán bueno y cuán agradable es
que los hermanos habiten juntos en armonía. - De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
- El impío gana salario engañoso,
pero el que siembra justicia recibe verdadera recompensa. - Engañosa es la gracia y vana la belleza,
pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada. - Corona de los ancianos son los hijos de los hijos,
y la gloria de los hijos son sus padres. - Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas,
no me des pobreza ni riqueza;
dame a comer mi porción de pan. - Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira.
- Y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros.
Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos;
sí, la obra de nuestras manos confirma. - Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén.
- A ti extiendo mis manos;
mi alma te anhela como la tierra sedienta. (Selah) - Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos.
- Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.
- En esto conocemos el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
- Tomad con vosotros palabras, y volveos al Señor.
Decidle: Quita toda iniquidad,
y acéptanos bondadosamente,
para que podamos presentar el fruto de nuestros labios. - Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.
- Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.
- Por lo demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.
- Todos estos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de Él.
- La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.
- Jesús le dijo: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
- Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
- Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solo que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
- Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.
- Al oír Él esto, dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
- Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
- Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.
- Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio.
- El Señor cumplirá su propósito en mí;
eterna, oh Señor, es tu misericordia;
no abandones las obras de tus manos. - Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
- Quienes os decían: En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones impías. Estos son los que causan divisiones; individuos mundanos que no tienen el Espíritu.
- Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.
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