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Versículos de la Biblia sobre 'Están'

  • Los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones.
  • Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
    no te son un secreto mis anhelos.
  • Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.
  • Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.
  • Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.
  • Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas.
  • Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones;
    pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.
  • Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
  • Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar.
  • Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
  • Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
  • Mi vida entera está en tus manos;
    líbrame de mis enemigos y perseguidores.
  • En la lengua hay poder de vida y muerte;
    quienes la aman comerán de su fruto.
  • Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
  • Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
  • ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
  • De ti proceden la riqueza y el honor;
    tú lo gobiernas todo.
    En tus manos están la fuerza y el poder,
    y eres tú quien engrandece y fortalece a todos.
  • No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.
  • Josué replicó: —Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!
  • Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa.
  • Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
  • Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!
  • Al oír esto, Jesús les contestó: —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos.
  • Muy bien —le contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor.
  • Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y, aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.
  • Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
  • Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas.
  • Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.
  • Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra.
  • ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
  • ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,
    y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
    Aun cuando ella lo olvidara,
    ¡yo no te olvidaré!
    Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
    tus muros siempre los tengo presentes.
  • Bendito el hombre que confía en el Señor
    y pone su confianza en él.
    Será como un árbol plantado junto al agua,
    que extiende sus raíces hacia la corriente;
    no teme que llegue el calor,
    y sus hojas están siempre verdes.
    En época de sequía no se angustia,
    y nunca deja de dar fruto.
  • Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y, si perezco, que perezca!
  • Pero el Señor cuida de los que le temen,
    de los que esperan en su gran amor.
  • Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
  • Tuyos son, Señor,
    la grandeza y el poder,
    la gloria, la victoria y la majestad.
    Tuyo es todo cuanto hay
    en el cielo y en la tierra.
    Tuyo también es el reino,
    y tú estás por encima de todo.
  • Las palabras del sabio son placenteras,
    pero los labios del necio son su ruina.
  • Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo.
  • Las costumbres de los pueblos
    no tienen valor alguno.
    Cortan un tronco en el bosque,
    y un artífice lo labra con un cincel.
    Lo adornan con oro y plata,
    y lo afirman con clavos y martillo
    para que no se tambalee.
    Sus ídolos no pueden hablar;
    ¡parecen espantapájaros
    en un campo sembrado de melones!
    Tienen que ser transportados,
    porque no pueden caminar.
    No les tengan miedo,
    que ningún mal pueden hacerles,
    pero tampoco ningún bien.